La guitarra de tres cuerdas

En la Rúa da Praza está situado el Pub Chiado. La música es un componente esencial de su ambiente. Lo es ahora y lo fue desde los años que siguieron a la Guerra Civil, cuando José Silva Torres, Pepe Silva, acondicionó este local de O Grove como una zapatería. Es un edificio compuesto de planta baja y ático, ocupado por un salón. En su fachada sobresale un balcón que lo identifica.
Durante varias décadas, la cola usada para reparar el calzado fue el olor característico del bajo, que se mezclaba con el de la gasolina del surtidor situado en la parte trasera del taller, propiedad de la familia Escalante, a la que se accedía a través de un pasillo.
También lo fue el sonido provocado por las motos que se acercaban a repostar combustible, y el de los instrumentos, porque hasta mediada la década de los 70, cientos de vecinos aprendieron música bajo la instrucción de Pepe Silva en este escenario.
Su hija, María José Silva Mascato, lo califica de «hombre sencillo, reservado, tímido y poco hablador», que encontró en la música el mejor vehículo para expresarse, mientras que su vecino Francisco Torres, conocido con el sobrenombre de Paco Fino, llama la atención sobre otra característica, su elegancia y educación, tanto en el vestir como en el hablar.
De «impecable», define su forma de vestir Paco Fino, lo que no dejaba de sorprender en un pueblo trabajador, siendo Pepe Silva uno más, que se ganaba la vida en su taller durante el día, para convertirse en profesor de música cuando finalizaba su larga jornada laboral.
Los instrumentos de cuerda fueron su especialidad, y otro rasgo diferenciador de su figura -y hasta un tanto «exótico», comenta Paco Fino, en aquellos tiempos- lo constituía la estampa que componía tocando el violín, un instrumento casi desconocido en O Grove.
Nacido en el año 1910, Pepe Silva es hijo de Ignacio Silva, un morañés procedente del lugar de Paraños que se casó con una grovense llamada Sebastiana Torres, y la música, junto con la sangre de su madre y el lugar de nacimiento, lo convirtió en grovense a todos los efectos.
Además de enseñar, fue el promotor de la formación de la rondalla Alegría e Música y formó parte de la Orquesta X, de Pontevedra, y del grupo Los Dandys. Carlos Otero, concelleiro de Cultura de O Grove, fue su alumno, primero, y compañero, más tarde, al igual que Anselmo, a quien todos conocen con el sobrenombre de Chapeliño.
Recorrieron casi en su totalidad las provincias de Pontevedra y Ourense, cuando era habitual dormir en las casas de los pueblos a los que acudían para amenizar las fiestas. Los viajes, en el autobús de línea de la Empresa Rascado, eran toda una odisea, comenta Otero.
Eran tiempos en los que las verbenas se celebraban aunque cayese el cielo, porque entonces no contaban con carpas ni era posible aplazarlas para otra ocasión, recuerda el edil grovense. «Tocábamos no palco ou nun palleiro, e o público era menos esixente que agora», puntualiza Otero. Tal vez porque la vida era más dura que hoy y agradecían un paréntesis de diversión.
Pepe Silva, que fue compositor de música y letras, también tuvo un papel estelar en un acontecimiento que está grabado en la genética de los grovenses, los carnavales, y en su segunda etapa como profesor impartió clases en un local de la Calle Catorse a los alumnos de los colegios públicos durante la década de los 80.
Marchó con su familia a Vigo, y también en esta ciudad dejó su semilla a los alumnos que acudieron al piso de la Travesía de Vigo que convirtió en una academia.
Pepe Silva falleció en el año 2002, y nueve años después lo hizo su esposa, María Luisa Mascato. Ambos están enterrados en el cementerio de O Grove.
Su hija María Luisa aprendió a tocar el piano en el Conservatorio de Pontevedra. ¿Cómo pudo haber prendido en él la pasión por la música? Podría haber antecedentes familiares. María José desconoce si fue así.
Afirma que no podría responder pero, a renglón seguido, deja una pista. «En la buhardilla, mi padre encontró una guitarra de tres cuerdas, cuando era un niño, con la que empezó a hacer música», recuerda.
Hoy, aquel local donde halló el instrumento que podría haberle marcado el camino y en el que enseñó a centenares de grovenses es hoy un pub.

Cambia la moda, cambian los gustos, pero la música sigues sonando. ¿Alguien sabe quién pudo haber sido el primer dueño de aquella guitarra?


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