Espiritista, nudista y masón


Eusapia Palladino protagonizó decenas de sesiones espiritistas en Milán, en 1884. Dos años después, participó en varias demostraciones en Varsovia, y en 1905 puso de manifiesto sus poderes en París, en una demostración a la que asistió el matrimonio Curie, dos años después de haber recibido el Premio Nobel, y las calificó de «experiencias científicas».

Charles Richet, al que la Academia Sueca le otorgó el mismo galardón más tarde, también estaba entre el público, al igual que Jacques Curie, hermano de Pierre, un ferviente seguidor de su doctrina. «He sido testigo de la levitación de una mesa mediante las habilidades de Eusapia Palladino (...) y estoy absolutamente convencido de que el fenómeno presenciado no se debía al engaño ni a la intervención de sus pies, manos o rodillas», aseguró Howard Thurston, una celebridad de la magia, tras haber contemplado una sesión celebrada en Nápoles.

Nacida en el año 1854, fallecida en 1918, procedente de una familia humilde y con una educación elemental, la medium italiana también desarrolló su actividad en Rusia y Estados Unidos, ganándose la fama de poseer extraordinarios poderes paranormales y ser capaz de comunicarse con los muertos.

Atraído por su capacidad, José Manuel Otero Acevedo participó en una serie de experimentos realizados por Eusapia Palladino en Nápoles, cuyos resultados dejó reflejados en dos libros, titulados ‘Los fantasmas’ y ‘Lambroso y el espiritismo’, publicados en 1985.

El primero también fue editado en italiano y en alemán, indica la profesora emérita de la Plymouth State Universiy Virgina Milner. Hipnosis. Fue Otero, un experto en la hipnosis, quien convenció de la existencia de los espíritus a un materialista convencido, llamado Cesare Lombroso, aprovechando unas conferencias celebradas en Barcelona.

El más extraordinario de los relatos del italiano es aquel en el que narra como Eusapia Palladino fue capaz de levitar «hasta lo alto de una mesa». Un famoso coetáno suyo, nacido en Edimburgo (Gran Bretaña) en el año 1859, llamado Arthur Conan Doyle, también creía en el espiritismo y se pasó 30 años tratando de comunicarse con los muertos, aunque no hay constancia de que hubiesen respondido a sus invocaciones.

De la misma época del creador del detective Sherlock Holmes y de Eusapia Palladino fue Harry Houdini, que vino al mundo en Budapest en 1874 y lo abandonó en Michigan (Estados Unidos) en el año 1926. El considerado como el más hábil de los escapistas, que no logró abandonar su tumba, situada en el cementerio de Queens, en Nueva York, falleció con 52 años, a causa de una peritonitis, causa nunca demostrada científicamente porque no se le realizó una autopsia a su cuerpo.

La teoría oficial es que el origen de la dolencia fue un puñetazo recibido en una de sus actuaciones, pero no convenció a su familia, que solicitó la apertura de unas investigaciones ante la sospecha de que hubiera sido envenenado por los espiritistas. El motivo que argumentan quienes apoyan esta tesis es que Houdini combatía las supersticiones y lograba poner de relieve la falsedad de las teorías de los seguidores del espiritismo.

José Manuel Otero Acevedo nació en Rosario de Santa Fe (Argentina) en el año 1865, estudió Medicina en la Universidad de Santiago, doctorándose en la de Madrid con la tesis titulada ‘Etiología y tratamiento del lupus tuberculoso’. En 1910 dirigió el Hospital Provincial de Pontevedra y fue el primer neurocirujano español que realizó con éxito la operación quirúrgica del sistema nervioso simpático.

Antes de haber sido un reconocido cirujano, José Manuel Otero impulsó la creación de la Tuna Compostelana, que presidió en 1888, y durante sus tiempos de estudiante universitario también fue redactor de ‘Café con gotas’, fundado dos años antes, un semanario que se audodefinía como “humorístico sin tostada, cómico, satírico e ilustrado”.

Otro vehículo utilizado para trasladar al público sus opiniones fue ‘Pero-Grullo’, también semanario satírico y humorístico de Santiago, que editó y dirigió Otero, aunque por poco tiempo. La publicación, anticlerical y anticarlista, que sacaba a relucir los trapos sucios de la curia, fue prohibida por orden de Victoriano Gisasola y Méndez, canciller-secretario del arzobispo Victoriano Guisasola y Rodríguez, que era su tío, después de que hubiera salido a la calle su segundo número.

Es posible que hubiera sido durante su etapa universitaria en Santiago cuando trabó amistad con un joven que se hacía llamar entonces Ramón Simón del Valle, con el que compartió experimentos que Otero denominaba «visión a distancia». En uno de ellos hipnotizó a un medium. El dramaturgo arousano calificó de «divertidas» las sesiones, cuyo rastro puede encontrarse en obras como ‘La lámpara maravillosa’, expone Virgina Milner.

En Madrid, además de Valle-Inclán; otro escritor, Pío Baroja, y los pintores Rusiñol i Prats y Romero de Torres y Alejandro Sawa, fueron «amigos de fanfarria» de José Manuel Otero, afirma Alejandro Pérez Lugín en ‘La Casa de la Troya’. De «pintoresco, finisecular que iba de chic y estaba a la moda fashion» lo calificó.

Coleccionista de antigüedades, orientalista, apasionado por la parasicología y radioaficionado, en la poliédrica biografía de Otero figura su intervención en la primera de las excavaciones arqueológicas realizadas en Os Castros do Neixón, situados en la parroquia de Cespón (Boiro), además de haber sido uno de los impulsores de la Feria del Automóvil de Pontecesures.

Posiblemente hablase en esperanto, el idioma creado por el oftalmólogo polaco L. L. Zamenhof en 1887. Raimundo García Domínguez, Borobó, escribió de Otero que «era, según la gente bien de Pontecesures, cuanto había que ser para ir sin remisión al infierno: ateo, masón, vegetariano, volteriano, tal vez nudista y, sin duda, republicano federal». 

Agrega el escritor que «poco le faltaba para que lo tildasen de bolchevique, a pesar de su fortuna, en aquellos últimos años que coincidieron con la revolución rusa». José Manuel Otero Acevedo falleció en Pontecesures en año 1920. 


A las 4.30 horas del día 31 de marzo de 2015, los vecinos de la localidad se despertaron sobresaltados. Estaba ardiendo una casa de piedra situada en la céntrica calle San Luis. Nada se supo de la causa del incendio. Era su vivienda.

la sombra de los días
4/07/2019
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